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RECUERDAN A SUS SERES QUERIDOS Y MANTIENEN VIVA TRADICIÓN CON ESENCIA SANMIGUELENSE

  • Foto del escritor: Comunicación Social
    Comunicación Social
  • hace 12 horas
  • 2 Min. de lectura
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Estos Días de Muertos, en San Miguel de Allende se vivió "la tradición más mexicana" con esencia sanmiguelense, ya que las familias recordaron a sus seres queridos entre pétalos de cempasúchil, veladoras y rezos, en un ambiente de nostalgia y orgullo.

 

Como cada año, los sanmiguelenses salieron a rendir tributo a quienes siguen viviendo en la memoria y el corazón y este año, «La Mejor Ciudad del Mundo» registró un hecho histórico: 79 853 personas visitaron los nueve panteones municipales durante el 1 y 2 de noviembre. Esta concurrencia superó en 45 % la asistencia de 2024, que fue de aproximadamente 55 000 personas; es decir, la tradicional visita a los panteones se fortaleció y se sigue arraigando de generación en generación.

 

La titular de Servicios Públicos y Calidad de Vida, Laura Adriana Flores Gómez, compartió el sentir del trabajo realizado y el orgullo de ver a los sanmiguelenses disfrutar estos espacios: «Fue un momento de convivencia familiar, porque así lo visualizamos; un momento de respeto, de compromiso por parte de nosotros y, pues, de tomar con toda la dignidad del mundo a estos espacios. Fue un trabajo que estuvimos desarrollando desde hace poco más de un mes: la limpieza, el apoyo total del CAISES con las nebulizaciones, porque también le aseguramos en estos espacios la salud a los sanmiguelenses para que, efectivamente, el resultado fuera este: que los sanmiguelenses salgan a sus espacios públicos, se sientan totalmente seguros en ellos y sepan que su salud y su integridad están cuidadas al 100 %, tanto, que tuvimos un saldo completamente blanco en todo eso y en cada uno de los panteones», expresó la funcionaria municipal.

 

Desde el panteón de San José de los Allendes, el más alejado de la mancha urbana, donde las familias llegan desde temprano con flores y antojitos, hasta el histórico panteón de San Juan de Dios, en pleno centro histórico, fueron testigos de siglos de historia sanmiguelense, cada espacio se vivió con respeto y armonía, ya que allí las familias convivieron, se abrazaron, platicaron historias y mantuvieron vivas las costumbres locales.

 

Con organización, colaboración y el cariño de su gente, San Miguel volvió a brillar, porque hacemos las cosas bien al vivir una celebración auténtica, respetuosa y llena de corazón con esencia sanmiguelense.



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